Néstor Grindetti es un alcalde muy particular: fue quien inició el desembarco del PRO en el Gran Buenos Aires, y lo hizo en un municipio peronista desde hace décadas, en especial por el ex sindicalista de la Federación de la Carne, en el frigorífico Wilson, Manuel Quindimil, quien fue jefe municipal durante 7 mandatos -sólo interrumpido por el gobierno militar-, y ambicionaba un 8vo. pero fue derrotado por otro peronista, Darío Díaz Pérez, en 2007. Al año siguiente murió a causa de un cáncer de pulmón.
Actuario de profesión, Grindetti es un vecino de Lanús, de fuerte arraigo en el distrito aún cuando fue empleado jerárquico del grupo Socma -en esas posiciones muchos ejecutivos buscan nuevos barrios para residir-, donde conoció a Mauricio Macri, a quien acompañó en su experiencia en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como ministro de Hacienda. Por entonces, Grindetti estableció como objetivo personal convertirse un día en intendente de Lanús, no en gobernador bonaerense. Tampoco en ministro de Economía de la Nación. Su anhelo siempre fue Lanús... aunque no sea amigo de Nicolás Russo y no sólo porque él es simpatizante de Independiente sino porque Russo es del Frente Renovador, además de presidente del club Lanús.
La cuestión es cómo convencer que el comicio de 2015 no fue golondrina intentando hacer verano. Por ese motivo Grindetti, quien carece de oratoria encendida y otros atributos de los polìticos tradicionales, insiste en exhibir lo que considera su ventaja competitiva que es la gestión. Y tiene un plan de 96 obras públicas, que que no incluye el Plan de Red Cloacal ni el puente sobre el Riachuelo.
Grindetti habitualmente prefiere una exposición mediática muy medida, y los auditorios reducidos. Grindetti no es como María Eugenia Vidal, la gobernadora convertida en super star de la política argentina, en especial en el territorio bonaerense. Además, él tuvo que remontar la repercusión negativa de aparecer en los Panamá Papers, a poco de comenzar su gestión, situación muy parecida a la de Mauricio Macri, aunque a éste lo auxilió todo el gobierno, y al de Lanús bastante pocos aunque Vidal y Horacio Rodríguez Larreta hicieron pública su relación con él.
De paso, Grindetti trabaja en una idea que tiene hace rato: estrechar los vínculos con los intendentes cercanos. Por ejemplo, Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora y uno de los rostros visibles del llamado Grupo Esmeralda, de alcaldes peronistas que tomaron alguna distancia de Cristina Fernández de Kirchner.
Precisamente Grindetti, junto a la gobernadora Vidal y a Insaurralde, recorrieron las obras de desobstrucción de las 4 cuencas en las que se ramifica el arroyo Galíndez. Junto a la Dirección Provincial de Obra Hidráulica, dependiente del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires, el Municipio se encuentra monitoreando los trabajos realizados para prevenir inundaciones.
Antes de iniciadas las obras, 2 de las afluentes funcionaban en un 30%, dado que la acumulación de sólidos impedía el paso del agua, mientras que las restantes se encontraban bloqueadas por completo, motivo por el cual ante precipitaciones, el arroyo desbordaba por los desagües cloacales, generando inundaciones.
Actualmente, los residuos sólidos de esta cuenca que recorre Lomas de Zamora, Lanús y sigue su curso por Avellaneda, se extraen y son volcados en piletones, siendo transportados posteriormente sin provocar contaminación.
La idea es que, al final de su mandato, la infraestructura de Lanús resulte muy superior a la que recibió del peronismo, y así cambiar la historia a menudo clientelar del electorado más vulnerable en el municipio.
Algo más sobre las 96 obras: