
Parecen momentos de definiciones para la Unión Cívica Radical (UCR) de Santa Fe. El presidente del partido a nivel provincial y diputado local, Julián Galdeano que hace tiempo mantiene una alianza con el socialismo del gobernador, Miguel Lifschitz, dejó el camino abierto a abandonar ese acuerdo y conformar, de una vez por todas, Cambiemos en la provincia del Litoral.
"La UCR tiene que reconstituirse como fuerza nacional. Somos un partido nacional que nació para cambiar la realidad de la República. Vamos a seguir acompañando el proceso de transformación del país, defendiendo la territorialidad pero también profundizando el protagonismo en la conducción nacional, que es lo que hace que seamos parte del gobierno", destacaba Galdeano con tintes de unidad, en la conmemoración de los 100 años de la Reforma Universitaria que organizó Franja Morada.
Esto lo decía a mediados de mayo, junto al presidente de la UCR nacional, el gobernador mendocino, Alfredo Cornejo y su predecesor en el partido, el intendente de Santa Fe, José Corral. Un claro mensaje de que abandonar al socialismo de Lifschitz ya es una intención clara de cara al 2019.
La idea es conformar Cambiemos y jugar en una interna el año que viene, para cargos provinciales, legisladores locales y nacionales. Quizá no sea una ruptura completa, dado que no todas las líneas internas de la UCR provincial quieren participar con el macrismo en las próximas elecciones y, menos, cuando tienen funciones ejecutivas gracias al aporte de votos socialistas.
Todas estas idas y vueltas de la UCR complican aún más la intención de Lifschitz para reformar la Constitución de Santa Fe. Esto no solo busca habilitar la reelección del gobernador, sino además limitar a concejales, intendentes y legisladores a solo dos mandatos seguidos. Hasta el momento, su reelección es indefinida.
El oficialismo santafecino necesita de los votos del peronismo y por el momento es una incógnita si apoyarán. Si es un hecho que quieren dilatar al máximo el debate de una ley que el gobernador preveía sancionada a mediados de mayo.
Pero el tema parece ser más lento de lo esperado. Si bien recibió dictamen de la comisión de Asuntos Comunales, la reforma debe pasar otras cuatro comisiones y luego aprobarse en el recinto con dos tercios del cuerpo, que el socialismo no tiene. Además, esta semana se suspendió la segunda reunión, de Educación, por falta de quórum. Fue bloqueo de Cambiemos y el PJ. Pero esto es en Diputados, luego debe pasar la barrera del Senado, donde el peronismo tiene aún más peso.
Uno de los primeros en salir a rechazar la reforma de Lifschitz fue Corral, que desde la capital provincial criticaba que el gobernador quisiera sacar la ley en un mes y hablar de reelecciones no es oportuno, ya que "a la gente le preocupa la seguridad, la educación, las tarifas. Es un momento que requiere austeridad y esta modificación cuesta millones de pesos". En esa misma línea iría ahora el radicalismo de Galdeano.
Si Lifschitz no consigue el recurso legal para ir por su reelección, la idea del socialismo es volver a postular a un viejo conocido para la Casa Gris: el ex gobernador Antonio Bonfatti. Es que el partido no quiere sufrir riesgos.
Ante las versiones de unidad del radicalismo dentro de Cambiemos, vuelven los fantasmas del 2015, cuando el ofialismo estuvo a 2000 votos de perder la gobernación. Hace tres años, Lifschitz ganaba la elección con 584.557 votos sobre el candidato del PRO, Miguel del Sel , que consiguió 582.781 sufragios.